Niza: tour de las gargantas del Verdon y campos de lavanda
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Una de las vistas ineludibles de la Provenza son los campos florecidos de lavanda, un mar de púrpura que se desvanece en la distancia. Inmersos en un paisaje que parece salido directamente de un cuadro impresionista, los campos de lavanda son una experiencia única e indescriptible: el zumbido de las abejas y las cigarras, el intenso perfume que se desprende bajo el sol abrasador, los maravillosos contrastes que aparecen al atardecer, las vistas de postal.
La meseta de Valensole, el pueblo de Sault y la abadía de Senanque son un paraíso para los fotógrafos, pero visitar los lugares de la lavanda es un viaje completo: desde los colores de la tierra hasta las fiestas de la cosecha, desde las recetas con lavanda hasta los tratamientos de spa y los numerosos productos elaborados con su esencia aromática. Admirar las vistas de la lavanda en flor es una de las experiencias más gratificantes y emocionantes que se pueden vivir en la Provenza.
Además de observar la floración, no dejes de probar uno de los muchos productos elaborados con lavanda: será una forma de llevarte a casa el mágico ambiente provenzal. Por último, no olvides visitar una de las muchas granjas o destilerías que procesan la lavanda según antiguos métodos tradicionales.
Por último, si quieres experimentar lo último en relajación, regálate unas horas en uno de los muchos balnearios de la Provenza que ofrecen masajes y baños en fragante esencia de lavanda.
La floración de la lavanda comienza a finales de junio hasta mediados de agosto. Por desgracia, el periodo cambia según la variedad de la planta (lavanda o lavandín), el clima, la altitud y la latitud, por lo que varía de una zona a otra.
La única forma de estar seguro de ver las maravillosas extensiones púrpuras en su máximo esplendor es consultar las páginas de Facebook, Instagram y web de las oficinas de turismo locales, que cada año comparten valiosas actualizaciones sobre el estado de la floración. En algunos casos también encontrarás webcams, que graban el estado de la lavanda en tiempo real. De este modo, podrás planificar tu viaje a la Provenza con cierta precisión.
La lavanda crece en distintas zonas de la Provenza, lo que ofrece a los visitantes la oportunidad de admirar los campos en flor en escenarios diferentes y evocadores.
Una forma estupenda de disfrutar de este espectáculo es seguir las Rutas de la Lavanda, las carreteras que atraviesan los paisajes más espectaculares y los pueblos con más encanto de la Provenza. Se trata de 7 maravillosos itinerarios diseñados por la oficina de turismo, que atraviesan los pueblos y paisajes entre el Luberon y la Alta Provenza: estas carreteras panorámicas te permitirán descubrir con detalle todas las zonas de cultivo de la lavanda.
Además de las carreteras oficiales de la lavanda, considera nuestra ruta de la lavanda, diseñada para abarcar lo mejor de toda la zona.
La zona absolutamente más espectacular para admirar la lavanda en flor es Plateaux de Valensole: en esta maravillosa meseta encontrarás la mayor concentración de campos de lavanda, que se pierden a simple vista. Es una experiencia para vivir sin prisas y con la cámara a mano.
Valensole se encuentra en la Ruta de la Alta Provenza al Verdon, que pasa por lugares maravillosos de la Alta Provenza y la zona del Verdon: después de admirar los colores chispeantes y el turquesa profundo del lago Sainte-Croix y las gargantas del Verdon, puedes visitar los pintorescos pueblos de Sisteron, Manosque, Digne-les-bains y Moustiers-Sainte-Marie, aferrados tenazmente a las montañas. Tampoco puedes perderte una visita al Prieuré de Salagon: aquí los jardines repletos de flores de lavanda te acogen en el silencio del convento, un rincón de pura serenidad, donde podrás aprenderlo todo sobre el cultivo de esta preciosa flor lila.
Por último, llegarás a Valensole: es difícil describir la belleza sin límites de los campos que se abrirán ante tus ojos cuando llegues a la meseta. Te esperan colinas onduladas, amplios espacios abiertos, horizontes magníficos, que destacan las curvas y la sucesión de este mar púrpura, alternando con campos de girasoles y verdes prados.
La lavanda de Valensole es magnífica a cualquier hora del día: su encanto cambia según te encuentres bajo la luz cegadora de las horas bochornosas o la luz cálida y envolvente del atardecer. Te aconsejamos que te tomes tu tiempo, incluso varios días, para detenerte sin prisas y hacer decenas de fotografías. A cada paso, te deslumbrará la magnificencia del panorama, hasta el punto de que querrás detenerte en cada campo que encuentres.
La abadía de Senanque, rodeada de campos de lavanda, es una de las imágenes más iconográficas y famosas de la Provenza. Llegando por una carretera serpenteante, la vista de esta abadía cisterciense, rodeada por las extensiones de un encantador mar púrpura, será una postal que te dejará sencillamente embelesado.
Recuerda que el campo de lavanda que ves en todas las fotos no es accesible a los turistas, por lo que la iglesia se inmortaliza casi siempre desde el mismo ángulo: sólo puedes hacer tus fotos desde detrás del muro o desde la valla que rodea el campo.
La Ruta de Ventoux, Lure y Luberon es una magnífica carretera que pasa por los encantadores pueblos de Gordes, Bonnieux, Simiane la Rotonde y Roussillon , con su colorido cañón. Estamos en el corazón de la Provenza y te esperan 105 km de carretera panorámica: la ruta serpentea entre fragantes campos de lavanda, alternando con perales de Méouge y tilos de Baronnies. No te pierdas la visita al Château du Bois, que alberga un encantador museo de la lavanda. Para llegar hasta aquí, donde aún se destila la verdadera esencia según los métodos tradicionales, conducirás por muchas carreteras sinuosas rodeadas de lavanda, un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Te recomendamos que hagas un pequeño desvío a la Meseta de Claparèdes: el púrpura de la lavanda se mezcla con el oro brillante del trigo y el rojo vivo de las amapolas. Un espectáculo absolutamente imperdible.
Igualmente importantes son la Meseta de Albion y la pequeña ciudad de Sault: situada al pie del Mont Ventoux, cerca del Luberon, Sault es uno de los centros neurálgicos de la producción de lavanda en Provenza.
Vaison la Romaine es una encantadora ciudad provenzal: alberga uno de los mayores centros arqueológicos de Francia, que data de la época galo-romana.
La Route des baronnies provencales au buëch va de Vaison-de-la-Romaine y Sisteron a lo largo de 212 kilómetros. Esta zona, las Baronnies, a caballo entre la Drôme y los Altos Alpes, se caracteriza por un paisaje seco y colinas onduladas, con pueblos concentrados en valles estrechos cerca de las carreteras principales. Aquí, la lavanda se cultiva en campos mosaicos, entremezclados con olivares, viñedos, huertos y plantas aromáticas: un verdadero derroche de colores, sabores y aromas.
La Route de la Drôme Provençale au Haut-Vaucluse discurre entre el valle del Rin y los Prealpes, entre la Drôme Provençale y el Enclave de los Papas, a lo largo de unos 133 km.
La carretera comienza en Montélimar y llega a Nyons, pasando por campos de lavanda y frondosos viñedos, que dan lugar a los famosos vinos del Enclave de los Papas. Siguiendo esta ruta, puedes aprovechar para admirar Aviñón, la ciudad de los papas, y Orange, sede de uno de los teatros romanos mejor conservados de Europa.
Además de en las colinas, la lavanda también crece en entornos menos hospitalarios, como las montañas de Provenza, por ejemplo en las zonas de Digne y Haut Diois.
En los valles de montaña, los campos de lavanda crean un espectáculo aún más impresionante: las fuertes pendientes, el clima riguroso y el terreno accidentado han puesto a prueba a quienes han decidido cultivar lavanda. El resultado es una zona con una fuerte identidad, aún más fascinante por la presencia de pueblos encaramados, campos morados y destilerías.
En el siguiente mapa puedes ver la ubicación de los principales lugares de interés de este artículo
Si saber cuándo florece la lavanda es fundamental para organizar un viaje a la Provenza, es igualmente importante saber cuándo se va a cortar. De lo contrario, corres el riesgo de encontrar sólo campos estériles de tierra completamente desierta.
Por desgracia, ni siquiera la cosecha de la lavanda es una fecha que pueda predecirse con certeza y varía de una zona a otra. De hecho, la lavanda necesita estar muy seca para poder cortarse. Por consiguiente, una primavera con pocas precipitaciones y mucho sol puede dar lugar a una cosecha temprana, mientras que un verano lluvioso y de tiempo incierto puede retrasar el momento de la cosecha, sobre todo si se producen tormentas violentas y repentinas.
Hay que tener en cuenta que la lavanda se suele recolectar durante la fiesta de la lavanda . Cada zona organiza su propia fiesta de la lavanda. Por lo tanto, la mejor forma de identificar el periodo adecuado es comprobar las fechas de las distintas fiestas de la lavanda y organizar tu itinerario según el calendario de la región.
Si estás en Provenza a partir de la primera semana de julio, podrás presenciar uno de los momentos más apasionantes del año: la cosecha de la lavanda, a la que siguen hermosas fiestas populares. La cosecha de lavanda es, de hecho, un acontecimiento profundamente sentido por las poblaciones locales, que le dedican actos y festivales vinculados a los ritmos de la naturaleza, la floración y la recolección.
Cada región celebra la fragante flor púrpura entre julio y agosto, e incluso el más pequeño de los pueblos provenzales organiza su propio evento para celebrar la cosecha de la lavanda: desfiles con trajes tradicionales, grupos musicales provenzales, carrozas llenas de lavanda especialmente decoradas para la ocasión, puestos con productos de lavanda, almuerzos campestres y un ambiente alegre en el que participan toda la comunidad y los turistas.
Las fechas varían de un año a otro, ya que el ciclo de floración de la lavanda cambia en función de las zonas donde crece y de las diferencias climáticas.
Las fiestas de la lavanda más grandes y organizadas son sin duda las de Valensole y Sault .
La fiesta de la lavanda de Valensole se celebra a finales de julio e incluye visitas guiadas por los campos, vuelos en helicóptero para admirar el mar púrpura desde las alturas, demostraciones de los métodos de elaboración y destilación de la lavanda, visitas enogastronómicas y música popular.
Por otra parte, el festival de la lavanda de Sault atrae cada año a más de 25.000 personas. Suele celebrarse el 15 de agosto y es un acontecimiento muy popular en la región, con un rico programa de actos como el gran desfile de carrozas decoradas con lavanda recién cosechada.
Recorrer los caminos de la lavanda te obligará inevitablemente a hacer muchas paradas fotográficas. Por ello, es difícil cuantificar los tiempos de recorrido: puedes quedarte unos minutos o adentrarte en los campos y dedicar horas a fotografiar este espectáculo de la naturaleza. Evidentemente, para encontrar los mejores campos, es necesario viajar en coche, para tener total independencia a la hora de desplazarse.
Si eres respetuoso y tienes cuidado de no estropear las plantas, nadie te dirá nada. Aunque los campos de estas zonas son literalmente asaltados por los turistas, los cultivadores son indulgentes y comprensivos, dentro de los límites del respeto a la naturaleza. Recuerda siempre que los campos son propiedad privada y debes tener mucho cuidado de no pisar las flores, fuente de trabajo y sustento de toda una región.
Tendrás que dejar el coche al borde de la carretera, para adentrarte en los campos y admirar de cerca la infinita belleza de estos cultivos, entre el zumbido de las abejas, el intenso perfume y el color indescriptible.
Tienes que tener mucha suerte para no encontrar ninguna. Durante el periodo de floración, los campos de lavanda están abarrotados de turistas. Para tener campos desiertos, el momento perfecto es el amanecer, por desgracia no siempre favorable como luz. Sin duda, los mejores momentos para fotografiar la lavanda son las horas soleadas del mediodía y la puesta de sol, cuando la luz cálida ilumina los colores, creando una atmósfera encantadora.
En primer lugar, tienes que elegir el campo adecuado: no todos los campos de lavanda están bien cuidados, libres de malas hierbas, alejados de edificios y con un fondo limpio adecuado para hacer fotos de postal. Si no tienes donde elegir, puedes recorrer la meseta en busca del campo perfecto.
En este punto debes situarte en la dirección de las hileras para captar la profundidad de campo que hace que las fotos sean tan espectaculares. Da preferencia a los campos que serpentean por un terreno ondulado, creando así juegos ópticos y efectos de perspectiva de subidas y bajadas realmente increíbles.
De hecho, la mejor estrategia es jugar con la geometría, la perspectiva y los contrastes de color que suelen darse cuando un campo de lavanda limita con uno de trigo o girasoles. Alterna también tomas de gran angular, de hileras hasta donde alcanza la vista, con fotografías de detalles que resalten detalles naturales, como abejas en los tallos, dejando tras de sí un maravilloso desenfoque púrpura.
Por último, presta atención a la orientación de las hileras al atardecer: elige los campos en función de por dónde se ponga el sol, porque no todos estarán óptimamente expuestos.
Para obtener las fotografías más espectaculares, te recomendamos que lleves tanto un objetivo gran angular para captar las interminables extensiones de lavanda como un teleobjetivo para captar hasta el más mínimo detalle.
También es esencial un trípode con disparo a distancia, para hacer fotos de pareja y familiares. Si eres un aficionado, el dron puede ser una herramienta muy valiosa, ya que no hay restricciones particulares para su uso. Las fotos desde arriba son ciertamente espectaculares.
Si tienes tiempo y ganas de dedicar mucho tiempo a las sesiones fotográficas, entonces podrías llevar vestidos vaporosos, sombreros de paja y cestas, para captar postales perfectas de la Provenza.
Sin duda, el color blanco es el que más resaltará el mar púrpura que te rodea. Cuidado también con el calzado: como el terreno es muy irregular y lleno de baches, es imprescindible llevar calzado cómodo.
Los campos de lavanda son un enjambre de abejas. Para estar seguro, puedes llevar un repelente, pero normalmente a las abejas de la lavanda no les interesan los turistas en busca de instantáneas, siempre que no las molestes.
Con la llegada del crepúsculo, las abejas se retiran: es el mejor momento para fotografiar sin su zumbante presencia.
Hay dos tipos de lavanda que a menudo se confunden entre sí y que pertenecen a la misma familia, las lamiáceas, a la que también pertenecen el tomillo, la salvia y el romero.
La lavanda (Lavandula angustifolia) es la versión más pura y noble en cuanto a la calidad de su aceite esencial. Es un arbusto frondoso que puede alcanzar hasta 1 metro de altura y crece en zonas que oscilan entre los 500 y los 1.500 metros, principalmente en las laderas soleadas de las montañas de Provenza. Piensa que se necesitan unos 200 kg de flores frescas para producir sólo 1 litro de aceite esencial.
El lavandín, en cambio, es una hibridación (natural o manual), un cruce entre la lavanda pura y la lavanda aspic. Este tipo crece de forma silvestre en la naturaleza, pero se encuentra principalmente cultivado. Sus características son su mayor ramificación en comparación con la lavanda tradicional y su excelente rendimiento como aceite esencial, hasta 4 veces superior al de la lavanda.
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