Hay varios tipos de alojamiento en la Provenza que satisfarán las necesidades individuales. En general, el nivel y la calidad del alojamiento son excelentes y las instalaciones son de buen nivel y están amuebladas con gusto.
La mayoría de los establecimientos disponen de cuarto de baño, pero el desayuno, le petit dejeuner, no está incluido en el precio de la habitación.
Puedes elegir entre una chambres d’hôtes (la versión francesa de los B&B), alojándote en acogedoras casas particulares rodeadas de naturaleza donde a menudo puedes disfrutar de desayunos y comidas elaborados con productos locales, o una mas las típicas granjas de piedra con coloridas contraventanas de madera donde podrás apreciar el verdadero espíritu provenzal.
Si, por el contrario, prefieres unas vacaciones más relajadas, en estrecho contacto con la gente y el lugar, siempre puedes alquilar una casa particular, en particular las gîtes ruraux, es decir, casas rurales, a menudo también con piscina, rodeadas de naturaleza, una solución ideal para quienes viajan con niños y adolescentes.
Por otra parte, quienes viajen con un presupuesto más reducido siempre pueden optar por soluciones económicas, como los albergues, más accesibles en las grandes ciudades, o los campings, muy populares en Francia, para estar en contacto con la naturaleza y pasar unas vacaciones de libertad y comodidad.
Consejos
- Los hoteles baratos aplican las mismas tarifas durante todo el año, mientras que subiendo una gama, los precios varían según tres subdivisiones estacionales: temporada baja (octubre-noviembre y febrero-marzo), temporada media (marzo-mayo y septiembre-octubre) y temporada alta (junio-septiembre).
- Durante los grandes acontecimientos, como el Festival de Aviñón o las Ferias de Nimes, los precios tienden a aumentar y siempre es aconsejable reservar con mucha antelación para acceder a las mejores tarifas.
- En todos los hoteles se cobra por ley una tasa turística, fijada normalmente por las autoridades locales y que oscila entre 0,20 y 1,50 euros por persona.
- Fuera de temporada, por supuesto, los precios se reducen, pero hay que tener cuidado con el cierre anual de dos semanas.
- En julio y agosto, siempre es mejor reservar con mucha antelación, sobre todo en los centros turísticos costeros.
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