Esta pequeña ciudad del interior es famosa por un valioso yacimiento arqueológico: las ruinas abarcan un periodo que va desde principios del Neolítico hasta la época romana.
Los eruditos aún se preguntan por el significado de los monolitos que representan rostros humanos o armas, de 3 metros de altura y tallados en granito: algunos plantean la hipótesis de que eran símbolos fálicos plantados en la tierra para la fertilidad, otros representaciones de caballeros o monumentos construidos para alejar las calamidades.
Estas esculturas fueron destruidas o eliminadas por la invasión de los torreanos, más avanzados militarmente que los isleños, que las sustituyeron por misteriosas construcciones circulares.
Las estatuas menhires se consideran una verdadera obra maestra del arte megalítico y, con su disposición circular, impresionan a los visitantes por su aura de misterio.